Funcionarios del Conocimiento;

Hablando hace poco con un buen amigo, comentábamos la necesidad imperante de nuestra mente de aprender, saber, crear, conocer, experimentar, respirar conocimiento y crearlo. Y cómo no… la poca necesidad que subyacía en las mentes de nuestro alrededor.

 

Recordaba él las tardes y las mañanas repartidas en la facultad cuando aún estudiaba en ella. Su sueño, ser escritor… y decidido estaba, mientras estudiaba una carrera de ciencias, a colarse entre las aulas de literatura y sacar provecho para realizar su sueño.

 

Los profesores… aquellos maestros de mentes insulsas, mediocres, que estudiaban porque era lo que tenían que hacer y punto… sin vocación, sin esperanza, sin deseos, sin pasión por los conocimientos impartidos en una sola asignatura. Nada. No había nada en ellos.

 

Y curioso el comprobar cómo en la mayoría de los profesores que daban clases a esos mismos sujetos… expresaban sus conocimientos mecánicamente, si atisbo de gusto por lo que estaban impartiendo.

 

Este mundo parece hecho de lo mismo. Siempre lo mismo. Una nube gris de ciencia y números, sin espíritu, sin emociones. Funcionarios. Al final solo son eso.

 

Y este absurdo caso comentado… tan solo funcionarios del conocimiento.

 

Duro el pensar que algo cómo el saber, que debiera ser pasión del único animal capaz de tal hazaña en este mundo, de abrazar la cultura tan exquisita y variada que hemos creado y que aún queda por crear… se vuelve nada para tantos.

 

Se subestima, se aparte, se deja de respirar.

 

Cómo los dueños y portadores de tanto conocimiento... se vuelven otro funcionario más.